domingo, 19 de abril de 2015

La Maldición de los Caballeros Sureños


Como ya sabrás, Bob Burns, el primer batería de Lynyrd Skynyrd, falleció el pasado 3 de abril en un accidente de tráfico, sumando otra baja más en el seno de la banda maldita por excelencia del Southern Rock. Lo que nadie ha dicho (o yo al menos no me he hecho eco) es que esta nueva muerte, pese a las poco insólitas circunstancias que la han rodeado, adquiere carácter profético si nos detenemos a estudiar los créditos de "(Pronounced 'Lĕh-'nérd 'Skin-'nérd)", el debut de la banda, pues en tan funesta fecha, pero 42 años atrás en el tiempo, fue cuando también se registró su tema más emblemático, el clásico "Free Bird".



Puestos a elucubrar teorías conspiranoicas y demás sandeces veremos que en tan fatídica coincidencia hay un componente diabólico, pues el monto de sumar las cifras de 42 es 6, el número satánico por excelencia. Glups. Pero no queda ahí la cosa. Casualmente, un par de días antes del óbito me hallaba leyendo "Lynyrd Skynyrd. Sureños de nacimiento... rockeros por la gracia de Dios" (de Vicente Javier García Vidri), en el que, entre otras muchas cosas, se relatan los pormenores que llevaron a la expulsión de Bob.

Al parecer, la impresión que le causó al bueno de Bob el visionado del film "El Exorcista", sumado a sus problemas con las drogas y el alcohol, le sumieron en un estado mental de confusión y paranoia demoníaca que le condujo a cometer locuras tales como lanzar por la ventana de un cuarto piso al gato de un hotelero, o intentar agredir a Russ Emerick, el road manager de la banda. ¿El motivo? En ambas ocasiones Bob alegó haber visto al Diablo reflejado en los ojos de sus víctimas. Semejantes chaladuras, cómo no, acabaron hartando a sus compañeros, quienes dieron por finiquitada su pertenencia a Lynyrd Skynyrd. Cierto es, por otra parte, que desde hacía tiempo Ronnie Van Zant llevaba barajando la posibilidad de sustituirle por otro baterista y relegarle así a mero percusionista, pero, tal como ha ocurrido en otras ocasiones en las que la duda y la sospecha se han cernido acusadoras, el tema se zanjó con evasivas, aduciendo el consabido cansancio que provocan las giras.


En cuanto al libro que he comentado dos párrafos más arriba: un correcto recorrido por la historia de la banda sureña que queda lastrado por la ausencia de un editor en condiciones (Quarentena Ediciones necesita urgentemente un Rick Rubin que ponga orden a sus habituales desaguisados), concretándose en algunas incoherencias, un exceso de prisa en la redacción del tramo final, y escasa preocupación del autor a la hora de contrastar las fuentes de información, pues el episodio satánico al que he hecho referencia -pese a lo entretenido que resulta- no es más que un bulo. La realidad del asunto (tal como el propio Bob explica en esta entrevista) fue mucho más prosaica: su expulsión se debió a su condición de bi-polar, un transtorno que en aquella época era poco conocido y que, por tanto, no se supo manejar adecuadamente.

Robert Louis Burns Jr R.I.P.

2 comentarios:

Evil E. dijo...

Es una lo de Bob Burns, aunque siendo sinceros, Artimus Pyle lo superaba ampliamente como bateria. Lo de "maldicion" ... bueno, lo del famoso accidente fue una imprudencia mortal por su parte al subirse en un avion que no reunia las condiciones para ello y el resto, la gente se tiene que morir,tarde o temprano, teniendo en cuenta el ritmo de vida que llevaban algunos, mas temprano que tarde.

Pöpujedi dijo...

Una pena, sí, pero como bien dices, con el ritmo de vida que han llevado muchos ex-Skynyrd es lógico que sus finales sean más abruptos de lo normal.

 

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