Mi primera visita a New York tuvo lugar en agosto de 2002, y aunque por entonces todavía faltaban unos cuantos años para que Rachel Arieff se instalase en nuestro país, en esa primera incursión mía a su tierra natal nuestros caminos se cruzaron por primera vez. ¡Quién lo hubiese dicho! Sin saberlo ninguno de los dos, la Arieff y un servidor (antes de convertirme en Pöpujedi, el azote cañí del Imperio Anti-Karaoke) iniciábamos así los preliminares de una acalorada relación...
Sucedió en el vuelo de ida. Se proyectaron tres películas, y una de ellas fue casualmente "Clockstoppers", una comedia de ciencia-ficción en la que la anfitriona del AK hacía sus pinitos en el cine. Eso sí, su aparición, encarnando a una encantadora dependienta, es prácticamente anecdótica. En aquel momento nada me hizo pensar que se estaba produciendo una profunda conexión populera de nivel 3; fue años después cuando tomé conciencia del extraño vínculo de efectos repelentes que se había establecido entre nosotros. ¡Cuidado, no te acerques! ¡Tanta química puede hacer estallar nuestros ojetes!
Yo la única vez que he visto a rachel fue contando chistes de catalanes en YOUTUBE, si a eso le llaman humor transgresor y moderno...vamos, que me llevé una gran decepción después de tanto leer que su humor era ácido y original...y se pone a contar chistes de catalanes!
ResponderEliminarMás que humor ácido yo lo llamaría corrosivo. Y sienta de mal a la tripa... ;D
ResponderEliminarHumor laxante digo yo. Y no voy a decir que efectos tiene.
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