jueves, 11 de noviembre de 2010

New York is my Lady



Mi primera visita a New York tuvo lugar en agosto de 2002, y aunque por entonces todavía faltaban unos cuantos años para que Rachel Arieff se instalase en nuestro país, en esa primera incursión mía a su tierra natal nuestros caminos se cruzaron por primera vez. ¡Quién lo hubiese dicho! Sin saberlo ninguno de los dos, la Arieff y un servidor (antes de convertirme en Pöpujedi, el azote cañí del Imperio Anti-Karaoke) iniciábamos así los preliminares de una acalorada relación...

Sucedió en el vuelo de ida. Se proyectaron tres películas, y una de ellas fue casualmente "Clockstoppers", una comedia de ciencia-ficción en la que la anfitriona del AK hacía sus pinitos en el cine. Eso sí, su aparición, encarnando a una encantadora dependienta, es prácticamente anecdótica. En aquel momento nada me hizo pensar que se estaba produciendo una profunda conexión populera de nivel 3; fue años después cuando tomé conciencia del extraño vínculo de efectos repelentes que se había establecido entre nosotros. ¡Cuidado, no te acerques! ¡Tanta química puede hacer estallar nuestros ojetes!



3 comentarios:

  1. Yo la única vez que he visto a rachel fue contando chistes de catalanes en YOUTUBE, si a eso le llaman humor transgresor y moderno...vamos, que me llevé una gran decepción después de tanto leer que su humor era ácido y original...y se pone a contar chistes de catalanes!

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  2. Más que humor ácido yo lo llamaría corrosivo. Y sienta de mal a la tripa... ;D

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  3. Humor laxante digo yo. Y no voy a decir que efectos tiene.

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Tu comentario será publicado cuando me salga de las pelotas. Gracias.