Ponerse a escribir un libro (sea novela, ensayo o lo que sea) no es una labor al alcance de cualquiera. Solamente el hecho de pensar en la disciplina y tesón que requiere me pone el cuerpo malo. Por ese motivo, y al margen de la calidad del resultado final, aplaudo a quienes tienen los santos bemoles de sentarse delante de una pantalla a teclear durante horas, día sí, día también, hasta poner el punto final a la empresa que en algún momento sólo era un sueño en sus cabezas.

Viniendo de la mano de Quarentena Ediciones no esperaba ninguna maravilla del nivel de "Alice Cooper. Por un billón de de dólares", y debo decir que, aunque sumamente entretenido, mis expectativas han sido cubiertas; más que nada porque dichas expectativas no se han visto empeoradas, pero tampoco mejoradas. Lo cual, después de leer el prólogo (una garrulada escrita por Óscar Lujuria), es para quedarse más tranquilo.
Como ya dije respecto al libro de Lynyrd Skynyrd (publicado por la misma editorial), se echa en falta a gritos un editor que revise y pula los textos, que aporte ideas al autor sobre cuestiones que se pasaron por alto en un primer borrador (por ejemplo, más detalles biográficos de cada uno de los músicos, un comentario más pormenorizado de su discografía, qué influencias musicales y estéticas pesaron más hasta definir su propia personalidad, etc),... Más exigencia, joder, que al final va a parecer que esto de escribir un libro está realmente al alcance de cualquiera.
AJ Pero R.I.P.
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