Popular 1 #449: segundo bajón consecutivo

Y ya van unos cuantos...

Hacía casi medio año que no escribía acerca de mi Rock'n'Roll Magazine favorito -más por no aburrir que por otra cosa-, pero, a la luz de los últimos números, no puedo seguir en silencio por más tiempo, así que clamaré en alto la misma frase que un colega me envió por SMS cuando salió el ejemplar del mes pasado: "Pero qué mierda de Popu!!!!" (hasta cuatro signos de exclamación le puso el tío).

El número de febrero, con el puto careto de Dylan -no ya sólo en portada, sino ocupando 15 páginas de contenidos-, lo considero el antídoto perfecto de la Viagra: destrempe absoluto garantizado. Lo peor de todo es que el resto del sumario me producía la misma sensación. Muchos secundones (alguno de lujo, eso sí, pero que a mí no me interesan) y poco más. Por no hablar del cada año más patético Pop Polls y sus listas de favoritos... Y es que si con muchos de los redactores mi nivel de conexión es nulo, con los lectores ya ni te cuento... Tienen el gusto totalmente estancado, y, como las aguas, igual de apestosos. ¿Se puede saber dónde está el público que escucha a Armored Saint, Accept, The Sword, Obús, Firebird, Rob Zombie, Death Angel o Avenged Sevenfold? Todos ellos, recordemos, firmantes de grandes discos en 2010, pero que en las dichosas listas no aparecen. Sí lo hacen, en cambio, artistas que en el pasado año no editaron nada; es el caso de Joan Baez, que defiende "The Blue Record" de Baroness, un disco publicado en 2009; o el de Senen Armengol Casas, que cita "Along Came a Spider" de Alice Cooper entre sus favoritos, cuando ese disco es de 2008 (sí, vale, el año pasado se reeditó de forma ampliada, pero eso no debería contar). Más grave todavía es lo que sucede con Riccardo Cabbia, quien hace lo propio con "The Power of Beef" de Pigmy Love Circus, un álbum que se editó originariamente hace ahora ¡7 años! Un poco más de rigor no estaría mal, ¿no?

Y, hablando de redactores, es curioso que las listas más afines a mis gustos sean las de Rubén Vilar y Desi Estévez, dos de los colaboradores que menos volumen de texto ven publicado cada mes (sobretodo el segundo, claro).

No te miento si te digo que de ese número sólo he leído la sección de noticias, el Correo/Apéndice, y el California Über Alles.

Y lo mismo puedo decir del ejemplar de este mes. ¿De verdad era necesario un monográfico de los mejores live albums de la historia? De This is Rock me puedo esperar algo así, pero ¿del Popu? Y no me quejo sólo porque el tema de las listas lo encuentre absurdo, reiterativo y falto de interés, sino porque, además, de muchos de los discos allí reseñados ya se ha dicho en la revista todo lo que había que decirse. Para acabar de joderlo, en el ejemplar de abril se incluirá una segunda parte (!).

El resto de contenidos tampoco es para echar cohetes. El artículo de The Man dedicado a Gary Moore no está mal, aunque tampoco emociona, y las mini-entrevistas a Imperial State Electric y Warrior Soul son del todo impublicables. En definitiva, otro número muy flojo.

Y ¿qué puedo decir de una de las bazas con las que siempre ha contado el Popu: el binomio Correo/Apéndice? Pues que, de un tiempo a esta parte, sufre de agotamiento crónico y se ha convertido en una sección aburrida, predecible y cansina. Algo nada de extrañar, por otra parte; teniendo en cuenta el perfil del lector medio (y a su lista de favoritos del 2010 me remito) resulta obvio que la fórmula está llegando a su fin. No hay mes que no salga a relucir el nombre de The Black Crowes (sobrevalorados y sobreexpuestos a partes iguales), "Los Soprano" (otros que tal), o de algún astro hollywoodense del año de la catapúm. Con todo mi respeto a sus autores, estas misivas deberían ir directamente a la papelera de reciclaje.

Lo gracioso es que el propio Cesar (por cierto, cada vez más "comatoso", en el sentido de que, ahora más que nunca, le ha dado por llenar sus textos de comas "," innecesarias) comienza a mostrar signos de agotamiento ante tanta carta reiterativa. Sólo así se entiende que haga un llamamiento desde su DiaWHEE! para que en las próximas semanas le envien correspondencia con el mundo del Cómic como eje central. Es obvio que incluso él mismo ya se aburre de leer las mismas batallitas.

En cuanto a mí, noto que me estoy distanciando progresivamente de la revista. Aunque, quién sabe, lo mismo es un problema exclusivamente mío. Al fin y al cabo, pese a que el número de diciembre (con Zakk de vikingo en la portada) tenía contenidos a priori interesantes, al final sólo leí una cuarta parte de sus páginas. Supongo que la presencia de algunos libros de temática rockera (el de Slash, el de John Lydon, "Morir a los 27", etc) en mi mesita de noche tiene mucho que ver en este cambio de hábitos de lectura, pero no por ello es menos cierto que, en el Popu, la cosa se viene abajo por momentos.

Imagino que por el hecho de ser optimista por naturaleza y también algo completista (pues no me gusta tener huecos en las colecciones) sigo comprándola, siempre conservando la esperanza de que algún día se recupere el nivel de antaño. De otra forma no lo entiendo, la verdad. En los últimos años otras publicaciones a las que estaba abonado ya no figuran en mi cesta de la compra mensual, así que no sería de extrañar que pronto tenga que jubilar (prematuramente) a mi alter ego Pöpujedi. De la inercia a la apatía hay un paso, amigos.