'El Otro Hollywood' de Legs McNeil; y Lemmy en un porno-cameo

Llevaba mucho tiempo queriendo leer este libro (hace años localicé la versión en inglés en una biblioteca, pero el idioma me frenó) y, gracias a la iniciativa de la editorial Es Pop, hace unos días por fin lo he acabado. Y digo "por fin" porque su lectura me ha llevado alrededor de un año entero, demasiado tiempo tratándose de un libro centrado en una temática tan interesante -o así me lo parece a mí- como es la Historia del Porno Norteamericano. Pero lo peor de todo es que semejante demora no estuvo motivada por el grosor del volumen (son casi 700 páginas, que tampoco es tanto) sino al prolongado parón que inicié a las pocas semanas de comenzarlo. Y es que, llegado al capítulo central dedicado al caso Wonderland (un cuadruple asesinato que puso contra las cuerdas a John "Mr. 35 Centímetros" Holmes), el cansancio y el aburrimiento pudieron conmigo. Demasiados mafiosos, federales y fiscales para mi gusto, y muy pocos porn-stars relatando batallitas sexuales.

Si no fuera suficiente, su autor, Legs McNeil, retoma el mismo estilo que utilizó en su anterior obra (el imprescindible 'Por Favor, Mátame: La Historia Oral del Punk'), es decir, cruce de testimonios -a veces contradictorios entre sí- por parte de todas las partes implicadas en el asunto, lo cual resulta en una ensalada de nombres que acaba provocando la molesta sensación de no saber quién es quién. Por no hablar de la estructura: un ir y venir constante que, en ocasiones, desorienta por completo.

De todo ello se deduce que la lectura de 'El Otro Hollywood' se ha saldado con una pequeña decepción por mi parte. Y eso que no se puede negar que el libro, además de completo y exhaustivo, cuenta con la baza de estar escrito -en un 99%- a partir de declaraciones de primera mano (el 1% restante recoge material de archivo); pero no es menos cierto que, a ratos, también resulta farragoso y caótico, amén de acercarse sobremanera a la crónica policíaca, un género que no casa del todo bien con el sensacionalismo barato que a mí tanto me gusta. Pero, bueno, es lo que suele ocurrir cuando se tienen las expectativas por las nubes: que uno acaba defraudado.

Sin embargo, para el recuerdo quedan un puñado de anécdotas y curiosidades de lo más potentes. Una de mis preferidas -y la que más se amolda al contenido de este blog- tiene como co-protagonistas a dos rockstars del calibre de Vince Neil y Lemmy Kilmister. El caso es que, a raíz del incidente Lorenna Bobbitt (una tipa que, tras castrar a su marido con un cuchillo, se deshizo del colgajo genital tirándolo por la ventana de su coche), el gordinflón Ron Jeremy ofreció su particular versión (X, por supuesto) de los hechos acontecidos dirigiendo 'Bobbitt Uncut' (1994), todo un éxito de ventas de la época que contó con John Wayne Bobbitt (el marido amputado al que se le reimplantó el miembro cercenado) como estrella del reparto. Pero, ¿dónde encajan nuestros cock-rockers favoritos en ese desaguisado? Pues, en el caso del cantante de Mötley Crüe no lo tengo muy claro (en el fragmento de la película que he tenido ocasión de ver no aparece por ningún lado), pero el propietario de las verrugas más famosas del Rock'n'Roll interpretaba precisamente ¡al tío que encuentra la polla seccionada!



Y no quiero acabar este post sin antes recomendar, a todo aquél que se quiera iniciar en este tipo de lecturas licenciosas, unos cuantos libros (a mi juicio, más amenos y divertidos que el aquí reseñado): 'El Sexo que Habla' (de Jordi Costa), 'Pornomanía' (del maníaco Manuel Valencia), '1001 Películas para 1001 Noches' (escrito a cuatro manos por Luís Miguel Carmona y Álex Basas), y el completísimo -e insuperable- 'Sólo para Adultos (Historia del Cine X)' (de otro valenciano loco: Casto Escópico). Si no das con ellos, no desesperes. Prueba con estos scans de 'El Avernáculo' (la sección porno-cinéfila del magazine erótico Kiss Comix a cargo del inefable Manolo Valencia) o con la biografía de Traci Lords (también por cuenta del señor Valencia, ésta vez acompañado de Eduardo Guillot). Un placer sólo apto para paladares exigentes. Palabrita del niño PöpuJedi.